Esta receta me la enseñó Paco y a él una vieja cocinera Zamorana.
Ahora se que no exageró cuando dijo que según él, era la mejor manera de preparar el cordero.
No es un pincho ni un aperitivo pero quería que la receta se quedáse en el blog. Ya sabéis que cuando alguna comida me encanta, aunque no tenga que ver mucho con "lo mío", me gusta dejarla aquí.
Ingredientes:
1/4 de cordero con hueso en trozos (como paquetes de tabaco mínimo)
1 cebolla en tiras finas
1 pimiento verde en tiras finas
1 zanahoria en medias monedas y ancho de un centímetro.
1/2 vaso de hojas de perejil
2 dientes de ajo pelados
1/4 vaso de vinagre
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Agua
Elaboración:
Salpimentar el lechazo y con poco aceite (sólo manchar la cacerola) dorarlo primero con la piel hacia abajo. Sin moverlo y con el aceite muy caliente.
Debe quedar muy oscuro al dorarlo.
Darle la vuelta y hacer lo mísmo con la parte del hueso. Siempre a fuego fuerte.
Sacar el cordero y dejarlo en un plato.
Retirar el aceite de la cacerola y poner aceite nuevo. La cantidad suficiente como para sofreír la cebolla a fuego medio con el pimiento y la zanahoria. Todo a la vez con algo de sal.
Rehogar hasta que la cebolla tome color marroncillo. Unos ocho o diez minutos.
Añadir el cordero y mover todo durante dos minutos.
Machacar en el mortero el perejil y el ajo con vinagre y agua, pero que apenas los cubra.
Echar el majado a la cacerola y cocinar a fuego suave 25 minutos.
Es
muy importante colocar los pedazos de cordero con la piel hacia abajo. Cocinar tapado o casi tapado parte del tiempo.
Después, se ponen los trozos de cordero con la piel hacia arriba y llevarlo destapado al horno. Unos veinticinco minutos a 200º.
Debe salir oscuro y quedar una salsa/aceite.
Servir con ensalada verde (crudita)
¡Va por ti!